Guatemala, ubicada en una zona que desde hace siglos es considerada
estratégica, justo entre las patas del águila imperial, fue cuna de una de las
más bellas y adelantadas civilizaciones precolombinas: la maya; cabecera de la
Capitanía General durante la colonización; sede de una de las universidades más
antiguas de América, la de San Carlos (1676); integrante de las otrora Provincias
Unidas de Centroamérica (1821-39); pacífica protagonista de uno de los
primeros procesos democráticos, libres y populares del Continente: la Primavera
democrática que comenzó con la Revolución
de Octubre (1944) y terminó con la caída de Arbenz (1954) por decisión
de EEUU e instrumentación de la CIA. Fue escenario de 36 años de conflicto armado (1960-96), la
guerra trágica, durante la cual un Estado terrorista desarrolló todas las
tácticas contrainsurgentes indicadas en los manuales de la Escuela de las
Américas, transformándose en el laboratorio represivo del
Continente que dejó el trágico saldo de 200.000 personas asesinadas y/o
desaparecidas, más miles de presos, desterrados y desplazados. Información
rigurosa y detallada se puede encontrar en el informe de la Comisión de
Esclarecimiento Histórico (CEH), Memoria del Silencio y en el de
la Comisión de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), Guatemala
Nunca Más. Este macabro catálogo de crímenes contra la humanidad,
presentó -además- un rasgo racista en su metodología de selección de las
víctimas: la aplastante mayoría de ellas eran indígenas mayas pobres,
circunstancia que ameritó su indubitable calificación como genocidio. Pero,
además, este período dejó un Ejército que se apoderó de la totalidad del Estado
y, a través de él, se empezó a adueñar del país.
Guatemala cerró el siglo XX con el registro de 80 años de
gobiernos militares.
Ésta, muy someramente, es la historia
que está detrás del país dolorosamente maltrecho que es hoy: más del 51% de su
población en la pobreza, más de un 49% de sus niños menores de 5 años con
desnutrición crónica, con una mortalidad infantil del 30%o, una escolaridad
promedio de 4,1 años. Un país enormemente violento (tasa de homicidio de 49
c/100.000 hab.), corrupto, impune y expulsivo de su población, donde se sigue
reprimiendo a los activistas sociales y registrándose masacres y persecuciones1. Un
país cuyo gobierno decretó recientemente “estado de sitio” en 4 departamentos
del interior, circunstancias que, razonablemente, hacer temer un incremento del
proceso de militarización que sufre el país desde hace décadas. En Guatemala,
la conocida base militar de Copán, un poderoso ex centro represivo (en cuyas
instalaciones se encontró el mayor número y las más grandes fosas comunes de
cuerpos NN), fue transformada en 2006 en el Comando Regional de Entrenamiento
de Operaciones de Mantenimiento de Paz
(Creompaz), llamada la pequeña Escuela de las Américas. El país, que integra el CAFTA (Tratado de
Libre Comercio de EEUU con CA), con su Plan Puebla Panamá (desde 2008,
Mesoamérica) y con su correspondiente CARSI (Central America Regional Security
Initiative), es teatro de operaciones del narcotráfico y del combate belicista
al mismo de acuerdo a idéntica estrategia que ya fue impulsada en México (Plan
Mérida) y en Colombia (Plan Colombia), y que a pesar de su fracaso sigue
aplicándose, vulnerando los derechos de la población, militarizando el territorio
y dejando un saldo de decenas de miles de muertos. Guatemala tiene derecho a
volver a ser una república en serio, a tener efectivamente un Estado de
Derecho, a vivir sin miedo ni discriminación. Sus hijos deben poder quedarse en
su
1El 4/10/12, en
Totonicapán, el Ejército asesinó a 6 indígenas e hirió a 33 que realizaban una
protesta pacífica contra los altos costos de la energía. Los organismos de DDHH
registraron, entre enero y octubre de 2012, 254 ataques a defensores de DDHH y
a militantes sociales.
país y construirlo con la inteligencia
y laboriosidad de las que han dado sobradas muestras; a ser libre. Un
incremento de la militarización por los más diversos “justificativos” que van
desde combatir al narcotráfico o a la delincuencia, pasando por la seguridad de
los grandes emprendimientos (entre ellos el corredor bioceánico) o la
“inoperancia civil” para garantizar la seguridad pública, sería fatal para el
futuro de este pueblo. Obviamente, su actual presidente, un general de la
“escuela contrainsurgente” pura y dura, instructor de Kaibiles (ese cuerpo de
élite conocido mundialmente como las “máquinas de matar”), que manifiesta que
en Guatemala no hubo genocidio, que intentó la protección legal a los
criminales de entonces, que sigue usando el Ejército para reprimir las
movilizaciones populares, no constituye más que la punta de lanza para demoler
lo que se haya podido construir en este período que arranca en el SXXI.
El pueblo guatemalteco nunca se resignó
a ser eterna carne de cañón. Hoy tampoco. A pesar de todos los pesares, lucha,
se moviliza, vence el miedo y busca liberarse de su secular opresión. Los
latinoamericanos no podemos mirar para otro lado. Debemos de ver lo que nos
quieren ocultar y debemos preocuparnos activamente por la suerte de nuestros
hermanos. Por eso, este 20 de mayo, en nuestra Marcha, los invitamos a
informarse a través del blog de Familiares y de todos los medios a disposición,
para volver a poner la solidaridad con Guatemala en nuestro orden del día.
Los 6.600 kms que nos separan de ese
país son muchos, pero no pueden ser excusa para no difundir en nuestros ámbitos
cotidianos su realidad. Que la pequeña muestra de solidaridad que les
proponemos sirva también para irnos juntando y así, entre todos, organizar
otras instancias por este magnífico pueblo y acompañarlo en la concreción de su
legítima esperanza.
Por el no
incremento de la militarización en Guatemala.
Por una justicia digna y efectiva. Basta de impunidad.
Por el derecho del pueblo a organizarse y movilizarse en paz
para defender sus
derechos
humanos y una vida justa y digna. Por el cese de la represión.
Por
una Guatemala independiente. Por el cese de la injerencia extranjera.
Por favor, copie esta carta (o bájela del blog de Familiares) y
envíela por correo electrónico a las direcciones que se indican. Gracias.
Montevideo, mayo de 2013 Para: Asociación de Familiares de
Desaparecidos de Guatemala (Famdegua): famdegua@gmail.com Grupo de Apoyo
Mutuo (GAM): grupodeapoyomutuo@gmail.com Seguridad en
Democracia (SEDEM): info@sedem.org.gt Oficina de Derechos Humanos del
Arzobispado (ODHAG): ddhh@odhg.org.gt Centro para la Acción Legal en
Derechos Humanos (CALDH): comunicacion@caldh.org
C/C Familiares: famidesa@adinet.com.uy
De
mi mayor consideración:
Habiéndome
enterado a través del Grupo de Madres y Familiares de Uruguayos
Detenidos-Desaparecidos (http://www.familiaresdedesaparecidos.blogspot.com), de la situación que vive la hermana República de Guatemala
en materia de derechos humanos e impunidad, deseo expresarles:
§Mi solidaridad con las víctimas; §Mi interés en continuar recibiendo información; §Mi disposición a divulgar dicha información por todos
los medios que
pueda y a
expresar mi solidaridad a través de las formas que ustedes indiquen y estén a
mi alcance.
Por
consiguiente, solicito integrar mis datos a su lista de contactos
correspondiente.
Agradeciéndoles
desde ya, saludo atentamente,
Nombre Correo electrónico
No hay comentarios:
Publicar un comentario