jueves, 14 de noviembre de 2013

Santa Catalina. Asesinato de Sergio Lemos.


El asesinato por la espalda de Sergio Lemos, un compatriota de 19 años, inocente y desarmado en Santa Catalina, cometido por un policía en funciones, es un hecho doloroso, gravísimo y preocupante.

Después vinieron relatos e interpretaciones que buscaban justificar lo injustificable:

- que el joven había disparado contra la policía
- que no acató la voz de alto
- que el policía, asustadizo y novato, disparó para defenderse de la agresión
- que esto sucede por la falta de profesionalización de la policía
- que en realidad fue un error y un exceso que merece que el policía pida perdón, etc.

Demasiado “ya visto” en torno a esta nueva tragedia y total falta de seriedad.

Poco después supimos que el policía pertenecía a la Guardia Republicana, un cuerpo altamente profesionalizado y militarizado. Entonces, ¿falta de preparación o preparación indebida?

Finalmente habló el Ministro, afirmando que el joven estaba desarmado, que la policía le había “plantado” un arma para inculparlo (cosa que suelen hacer) y que hay pugnas y malestares dentro de la policía –que estarían detrás de estos hechos- por la reestructura que se está implementando.

Al Ministro hay que reconocerle la franqueza. Sus revelaciones sólo pueden elevar nuestra preocupación. Preocupación que viene desde hace tiempo porque este hecho fue precedido por: la ejecución extrajudicial de dos reclusos denunciada por el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, Dr. Álvaro Garcé; la ejecución de un delincuente desarmado por parte de un policía en el interior; denuncias de malos tratos y torturas a detenidos en comisarías; el atropello con lesiones de armas de fuego a personas indefensas, que hirieron entre otros a una niña, en espacio público, etc.

¿Dónde estamos?, ¿se ha aprendido algo del pasado reciente?, ¿qué maléfica maquinaria se está montando para proteger nuestra “seguridad” y en nuestro nombre? ¿Cuánto influye el manudurismo que tantos predican? ¿Cómo se está realmente formando al personal? ¿Cuál es la doctrina que los guía? ¿Con qué países hay convenios para la instrucción en temas de seguridad?

Hace un tiempo algunos comenzaron a referirse al Ministerio del Interior (MI) como el “ministerio de la policía”. Expresión desafortunada que encierra una profunda equivocación y que da lugar a torcidos equívocos.

El MI, no es ni puede ser el “ministerio de la policía”. Ésta es sólo una parte, una dependencia –de carácter civil- del Ministerio.

El MI debe ser, antes que nada, el ministerio político, de la ciudadanía, de la preservación del correcto relacionamiento social, de la buena convivencia, de los derechos y libertades de la población. En tal sentido debe velar y garantizar la seguridad y los derechos humanos de todos y cada uno.

El MI ahora deberá cumplir con su obligación de investigar exhaustivamente estos hechos, con toda la seriedad requerida e informar a la ciudadanía completa y transparentemente los resultados, además de aplicar las medidas que correspondan.

No sabemos qué hará el Ministro. Su permanencia en el cargo dependerá de su sensibilidad, de lo que resuelva el poder político y su partido.

Sí sabemos qué haremos nosotros. Ser conscientes de los riesgos que están planteados, mantener e invitar a todos a mantener la calma, estar atentos e informados y propiciar –dentro de la modestia de nuestro grupo- ámbitos de información y reflexión sobre seguridad, conjuntamente con otras organizaciones de la sociedad civil.

Desde que nacimos a la vida pública está entre nuestros fines la lucha por la vida, la libertad y el nunca más a la arbitrariedad y el terrorismo de Estado.

No cejaremos.

Reciban los familiares de las víctimas nuestras más sentidas condolencias.


Montevideo, noviembre de 2013.