Inquebrantable
Basada en datos
recientes sobre el traslado de su hijo de Argentina a Uruguay en 1976, Luisa
Cuesta hizo ayer la denuncia correspondiente.
El Día
Internacional de los Derechos Humanos fue el elegido por Luisa Cuesta y su sobrino,
Nilo Patiño, para radicar la denuncia penal por la desaparición de Nebio Melo
el 8 de febrero de 1976 en Argentina. Pero hay otras circunstancias para que
esto suceda casi 37 años después: recién en los últimos meses fue posible
reunir las pruebas necesarias para suponer el traslado de Melo a Uruguay, en el
marco de la coordinación represiva del Plan Cóndor.
La detención de
Melo se habría producido junto a la de Winston Mazzuchi, también uruguayo, a
las 21.00 en el bar porteño “Tala”, y habría sido trasladado al centro
clandestino “Campo de Mayo”, según los datos recogidos para la Investigación Histórica
de Detenidos-Desaparecidos de Presidencia. En el bar también estaba Alicia
Román, esposa de Melo, que se había retirado momentos antes de que militares e
integrantes de la
Policía Federal irrumpieran en el solicitando la
documentación de los presentes.
Al día siguiente,
unas 15 personas armadas y vestidas de particular que se desplazaban en dos
automóviles Ford Falcon -una marca que mantuvo un estrecho vínculo con la
dictadura argentina, al punto de que ese modelo se asocia directamente con
secuestros y desapariciones- allanaron la finca en la que Melo y su esposa
habían vivido hasta dos meses antes.
Pero allí no
había nadie. De estos hechos siempre hubo testigos -un quiosquero de la zona y
clientes habituales del bar-, pero nadie puede atestiguar lo que sucedió
después. En el apartado “Desaparición” de la ficha de Melo, de la Investigación Histórica
actualizada, no hay información.
Esa carencia
impidió que durante casi cuatro décadas no hubiera elementos para denunciar en
nuestro país la desaparición de Melo. Además de las gestiones realizadas
durante la dictadura ante la comunidad internacional y en los tribunales
argentinos, en 1985 se dejó constancia de estos acontecimientos ante la Cámara de Representantes
uruguaya y en 2006, a
solicitud de Luisa Cuesta, la
Secretaría de Seguimiento de la Comisión para la Paz emitió un certificado de
ausencia por desaparición forzada.
Desde hace unos
meses, como resultado de un intenso trabajo de búsqueda realizado por quienes
apoyan a Luisa Cuesta, se encontraron pruebas documentales y testimoniales,
incluso desde la órbita militar, que evidencian un traslado de Melo a nuestro
país. El escrito, patrocinado por el abogado José Luis González, fue
recepcionado ayer pasadas las 10.30 por el juez de 4º Turno Eduardo Pereyra en
la sede judicial de Misiones y 25 de Mayo. En esa misma audiencia, que duró más
de una hora, ratificaron la demanda. González hizo notar que es uno de los
primeros casos vinculados al pasado reciente “sin la traba” de la Ley de Caducidad, derogada
hace un año. Con sus 93 años, Luisa Cuesta salió evidentemente emocionada. No
quiso decir nada, porque ya lo ha dicho todo, afirma. Una y otra vez.
Lourdes Rodríguez
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