Familiares siempre tuvo claro su finalidad: verdad, justicia y nunca más. En los diferentes momentos de su accionar, fue y es un grupo organizativamente abierto, conceptualmente independiente de todo pensamiento partidario o religioso y dispuesto a dialogar y a actuar con el mayor número de personas (y sus organizaciones) a nivel nacional o internacional.
Esto es así no sólo porque corresponde en su interpretación ética de la lucha por los derechos humanos sino porque es condición para el logro de nuestra finalidad.
Esto permitió recibir testimonios de lugares impensados, difundir nuestra problemática y lograr la solidaridad en distintos ámbitos. Con ese espíritu actuamos siempre y con ese espíritu convocamos las Marchas del 20 de mayo.
Queremos que a ella vayan todos los sectores que sinceramente concuerden con nuestros fines, cada uno de los asistentes tendrá una opinión distinta sobre otras cuestiones o distinta en cómo lograr los fines comunes, pero ni lo uno ni lo otro nos deben dividir del compromiso que nosotros expresamos colectivamente.
Por eso las Marchas tienen que continuar siendo la expresión más amplia de la voluntad de lucha contra la desaparición forzada. En ella no debe haber más bandera que la de los desaparecidos y la no reiteración del crimen.
Que a ella puedan ir, vayan y se sientan cómodos todos los que están de acuerdo, aunque para unos esto sea un mínimo y para otros un máximo, aunque para unos esto sea una lucha dentro de su militancia política, para otros dentro de su actividad social, sindical, barrial o religiosa.
Unámonos por lo que nos une (que es mucho) y no separémonos por lo que nos divide, que al respecto, aunque parezca mucho es poco.
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